"...El maguey es como la raíz de nuestra tierra y el pulque su sangre, una sangre que debiera seguir alimentándonos...”




domingo, 13 de septiembre de 2009

Pulqueria Clandestina: "El Abrigo De Erika"



Felipe y un amigo suyo de quien no recuerdo el nombre, habíamos estado en la Hija de la Colonia platicando con el Mosco, bromeando y recabando más información sobre pulcatas. Durante la conversación se habló de aquellas que existieron por el rumbo, entre ellas El tinacal y se destacó la existencia de otra, que si bien no se sabía su nombre, estaba por el rumbo, -ahí con Erika, dijo el Mosco. El Mosco aseguró que ya había ido en varias ocasiones, y si mal no recuerdo dijo que ahí había chavas. Como el Mosco no se acordaba de la dirección exacta, prometió preguntar al encargado de la Hija, sólo que se lo tuve que pedir tres veces ya que lo olvidaba, y por fin antes irnos el dependiente nos dijo que estaba cerca, -ahí por las zapaterías de la Oriental pasando la iglesia en la primera calle a la izquierda. Teniendo tiempo pero no mucho capital disponible, Felipe su amigo y yo, nos despedimos del Mosco y nos fuimos a buscar esa pulcata.

Hacía sol y según mi consejo fuimos cortando por las calles paral
elamente a Rojo Gómez, nos reíamos de ciertas cosas que decíamos y bueno pues al cabo de unos minutos ya estábamos cerca de la escuela y el parque de la Oriental. Cruzamos la avenida y nos fuimos para las zapaterías y de pasada nos dimos un taco de ojo con una chica que pasaba por ahí. Entre puestos ambulantes se abría un pequeño callejón en cuya entrada una señora levantaba su puesto de comida, así que me pareció indicado preguntarle, la señora me respondió –aquí a la vuelta.

Cruzamos el callejón y salimos a una calle, pero no localizábamos el
objetivo y dimos unos pasos más. Fue entonces que nos percatamos de la existencia de una accesoria de cortina oscura que quizá era la pulcata, ¿era ahí? ¿Está cerrado? Los segundos de indecisión que permanecimos frente a la cortina fueron suficientes para que un señor con la bolsa del mandado llegara a la puerta tocara el timbre y esperase a ser recibido. Me acerqué al anciano y le cuestioné si sabía de una pulquería a lo que respondió –es aquí, ¿van a pasar? Sólo pude asentir con la cabeza porque la puertecita de la cortina se abrió y apareció una mujer madura y en un ritual, por lo visto ensayado muchas veces, recibió al anciano que desapareció en la penumbra del interior de donde emanaban sonidos musicales y el ambiente de una típica reunión.

Traté de intervenir rápidamente mientras Felipe y su amigo miraban toda la escena, así que me acerqué a la mujer que por cierto se veía bastante malencarada. Ella tenía un mandil y algunos de sus rasgos parecían masculinos, como el bigote que Felipe observó en su feo rostro; la ropa de servicio la delató, tenía puesto un mandil. Le pregunté si tenía pulque, a lo cual me dijo que no, sin descartar el hecho de que ahí se vendía algo, ¿nos preguntó a quien buscábamos? Sin darnos tiempo a responder se apresuró a regresar al interior no sin antes lanzar un rápido comentario sobre el hecho de que le hablaría a una de las muchachas para que nos atendiera.

Quizá transcurrió un minuto, no más, lo cierto es que fue el tiempo suficiente para que viéramos un letrero que se encontraba cerca de un extremo superior de la puerta que casi enseguida se volvió abrir. Esta vez apareció una mujer de algunos treinta para arriba, la expresión de su rostro era de cansancio y al recibir la luz solar sus ojos se incomodaron, lo cierto es que nos pareció ataviada para antojarse a más de alguno.

De nueva cuenta inquirí acerca de si comercializaba pulque, a lo que me respondió que no. En breve la mujer nos citó la existencia de la Hija de la Colonia y apenas terminó de mencionar la dirección, la puerta se volvió a cerrar.
Ahora podemos hacer mofa con el hecho de que en este tugurio no se nos permitió la entrada, tal vez porque olieron nuestra falta de solvencia o porque nuestra actitud ingenua no cabía en ese sitio. Por lo visto nunca sabremos bien a bien quien era Erika o si de verdad había pulque o no; solo pudimos notar que la planta baja de una casa de la Agrícola Oriental posee en sus entrañas, el esqueleto de una pulcata que suele ser devorado por unos cuantos privilegiados.

Regresamos a Rojo Gómez, Felipe y su amigo irían en otra dirección, empezaba a llover pero aun así sabíamos que existía la pulcata de Erika de la cual nos habían bateado. Ahora basta simplificarlo así: Nos reservamos el derecho de admisión o mejor dicho, abril y mayo.


Reseña: Ulises Ortega

3 comentarios:

Caminante dijo...

Si es pulcata pero si no eres conocido tienes que entrar con alguien que si lo sea, en la calle de al lado (Oriente 237), sobre la 16 hay una tienda Coppel, aun lado hay unos "viene, viene", invitenle a alguno de ellos un pulquito y de seguro los llevara.

Si no tienen suerte, frente al cuartel de los polis hay una doñita que vende pulque en su puesto de verduras, lo trae de los rumbos de San Juan Teotihuacan.

Anónimo dijo...

VOLVEMOS A LO MISMO, UNA PULCATA VIP CON CONTRASEÑA PARA LA NATA Y CREMA DEL BARRIO. RIFADA LA SEÑA CAMINANTE ;)

erika dijo...

eres fresa, por eso no te dejaron entrar. es como si vas comprar un toque, y le preguntas al chavo, oye tu vendes motas. no mames.

se dice. hola buenas, vengo por un pulque puedo pasar. gracias. o lo que es igual, llegas y le dice al chavo, que tranza quiero un treinta. y tan tan. para que tantas preguntas.

si te preguntan quien te dijo, pues le dices que un compa que ha venido.

para que tantas preguntas.